Nuestro compañero David, el más jóven del grupo, empeñado en subir en solitario el Cerro la Atalaya (ver ubicación), madruga un domingo frío y ventoso, coge su bici, curtida en mil batallas, se calza el cullote negro, se viste el maillot rojo, se cubre con su casco, sus gafas...y sin pereza y con pundonor acomete la descomunal proeza de recorrer los veintitantos kilometros de subida que le separan de la cima, para dejarnos estas bonitas instantáneas (no tomen como referencia la fecha que aparece en las mismas, David es bueno con la bici, pero un desastre con la tecnología) que les mostramos a continuación. Esperamos que os gusten:
Viendo ya el objetivo |
Misión cumplida. Foto a contraluz de la máquina que le llevó a la cima. |
Después del esfuerzo, la meditación. |
Preciosas vistas desde arriba. |
Satisfecho con su proeza |
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